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| Foto Colección Duss&co |
He escuchado cientos de veces, durante una década o quizás más, la idea innovadora de diversificar el turismo en Colombia, sin embargo esto aún no se materializa en la totalidad de las zonas identificadas para la expansión del Ecoturismo, turismo de experiencia, a pesar de la política pública existente que implementada estratégicamente se enfoca a promocionar, financiar vía app, aspectos competitivos para el cuidado y la preservación de la biodiversidad, haciendo sostenible y complementando el circuito de turismo de playa que se ha convertido en un verdadero desafío por la cuestionada calidad en la prestación de los servicios por parte de operadores informales ante la notoria debilidad y presencia interinstitucional que controle, que salvaguarde los derechos de los visitantes y turistas.Es evidente que a pesar de existir estadísticamente demanda y capacidad para incrementarla, no hay un consenso generalizado sobre la regulación de precios y claros estándares éticos de procedimiento frente a los conflictos que se presentan continuamente entre los proveedores y los clientes que buscan experiencia en los diferentes. segmentos de turismo.
En razón a esto me centraré, esta vez en el turismo ecológico y de experiencia, como una salida alternativa a resolver parcialmente problemas en la cadena logística de esta industria, porque permite la diversificación, formación y rotación de nuevos públicos, una alternativa, incluso viable financieramente con relación a la especulación de precios, asociados a la idealizada visita al mar, puesto que en el desarrollo permite educación masiva, generando conocimiento, apropiación, identidad al interior de los territorios, descubrir nuestra cultura desde la experiencia personal.
Hace algún tiempo, recorrí unos contados kilómetros de la Serranía del Perijá , a poco más de una hora de Valledupar, en límites con el municipio de Agustín Codazzi, una tierra de contrastes, donde se observan hectáreas y hectáreas de cultivos de café y -ese aroma delicioso que impregnaba el aire puro, limpio que permanentemente se sentía -, variedades de frutos como cacao, maíz, cultivos de “pancoger” como le llaman los lugareños. Por primera vez, conocí a la comunidad ancestral, denominada YUKPA, me sorprendieron sus costumbres, por un momento pensé que el tiempo había retrocedido, se había congelado en la evolución. Prácticamente mi comunicación con ellos fue por señas. Estas inmensas montañas, donde encontré al bambú natural semejante al japonés, de más de 2 metros de altura, -se pueden experimentar las 4 estaciones en un mismo día-, en aquel momento recordé la bitácora personal que llevó años el geógrafo y cartógrafo italiano Giovanni Battista Agostino Codazzi Bartolotti, quien por parte de su trabajo conoció estas tierras a profundidad elaborando científicamente la mayoría de los mapas de Venezuela y de Colombia, lugar donde falleció el 7 de febrero de 1859. Este territorio está dominado por un paisaje excepcional, único, bañado por el río Magiriaimoo río cesar, con grandes rocas de lado y lado -donde no tuve otra opción que sumergirme en aquellas aguas al principio frías, daba la ilusión óptica de transparencia por momentos y otras aguas mezcladas venían acompañadas de maleza, trozos de corteza, combinados con hojas que arrastra la gravedad-, de un impresionante caudal abundante que baja con fuerza a gran velocidad desde la sierra, me impresionó su exuberancia, los distintos colores combinados con los rayos del sol, alrededor distintos árboles cargados de toda clase de frutos comestibles, vegetación y aroma a árboles frutales, esta zona es tan privilegiada que presenta todos los pisos térmicos, donde puede crecer todo lo que se planta. Volviendo al municipio sus habitantes son hospitalarios, una oportunidad para descubrir sus sabores, su gastronomía.
Río Magiriaimo o Río cesar Fuente: Corporación Autónoma Regional del Cesar
Otra de las áreas de parque natural para conocer en el caribe colombiano son las colinas de Piojó, en el departamento del Atlántico, se accede por un camino que conduce al corregimiento de cerrito en el km 51 vía al mar entre Cartagena y Barranquilla limita con el Volcán de Totumo en el departamento de Bolívar, considerado el segundo pulmón de oxígeno en el caribe colombiano después de la sierra nevada donde ancestralmente se ubico la comunidad indígena Mokaná, de hecho, el terreno de compone de tierra es arcillosa útil para la construcción, zona donde se ubicaron antiguamente las grandes plantaciones de algodón, es posible observar silos e infraestructura que evidencia el establecimiento de esta industria entre los años 1930 y 1960 considerado por algunos historiadores como una experiencia inconclusa debido en parte a la reforma agraria de la época de marcadas contradicciones entre los gremios por intereses de sus dirigentes durante el período político del frente nacional en Colombia.
Foto: radionacional.co
Pues bueno, parece que ese gran período de expansión y desarrollo agrícola -productivo volvió a esta zona encarnado en las nuevas tendencias del turismo ecológico, de parques temáticos, turismo de experiencia donde hace 3 años se pavimentaron en tiempo récord cerca de 15 km de vías . que mejorarán la productividad del campo, desde la zona rural hacia el Mar, y aumentarán el desarrollo socioeconómico y turístico del sector costero del departamento de acuerdo al informe de la Gobernación del Atlántico, una inversión de 40.645 millones de pesos, una vía de acceso que antes de pandemia era una trocha.
Volcán del Totumo. Foto Duss & compañía
Recientemente una empresa privada inauguró un parque temático y de atracción turística en 34 hectáreas en esta misma área que se está convirtiendo en un punto de visita obligada para turistas por nuevos circuitos de entretenimiento aventura como SKY LAT a 10 minutos del Volcán del Totumo.